martes, 19 de junio de 2012

Elecciones egipcias


Dos días después de celebrar las elecciones presidenciales en Egipto, la plaza Tahrir vuelve a ser la protagonista de las protestas, en este caso, de los seguidores de los Hermanos Musulmanes


La Junta Militar del país se ha apoderado del consejo antes del nombramiento del primer ministro. Ahora los dos partidos más votados se proclaman vencedores. Egipto entra en una etapa de mayor inestabilidad política des de que hicieran caer a Mubarak.


La secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hilary Clinton, dijo que aun se espera que en Egipto haya una “plena transferencia de poder a un gobierno civil elegido democráticamente”. Pues bien, no se sabe bien qué es lo que los ciudadanos egipcios han elegido. Primero, por qué el voto de la mayoría de la población que inició los movimientos del pasado 6 de abril, de la revolución democrática y del impulso laico de la misma, se han dispersado en partidos minoritarios. Segundo, Mohamed Mursi, el líder del partido islamista de los Hermanos Musulmanes, que seguramente sería el proclamado vencedor de estas elecciones presidenciales, no obtendrá la potestad para proclamarse vencedor, puesto que (y tercero) los militares han hecho posible que Ahmed Shafik, antiguo ministro de la era Mubarak, haya podido presentarse a las elecciones y, también, proclamarse vencedores junto a los Hermanos Musulmanes. Lo peor de todo es que la junta militar cuenta con el apoyo silencioso de los Estados Unidos, mientras que Europa está ensimismada con sus propios quebraderos económicos de cabeza. Misterios de la geopolítica.

De hecho, el diputado Elviro Aranda, define la situación de la siguiente manera:  es bien complicada: dos candidatos a la presidencia del país que se declaran ganadores de las elecciones, una ciudadanía que con una escasa participación ha expresado su disgusto con las opciones electorales que se ofrecían, un procedimiento electoral que no garantiza que no se haya cometido fraude y, una Junta Militar que se reserva la última palabra en el proceso constitucional que se ha de desarrollar en los próximos meses. Todas las condiciones para que la inestabilidad se apodere de Egipto y, con ella, se compliquen la situación de la región que ya es especialmente compleja pese a que esté pasando desapercibida para la opinión pública occidental.


Además y tal y como informa el periódico público.es, el ejército egipcio se ha hecho con el control del poder legislativo y ha limitado las atribuciones del nuevo presidente. 

Según el profesor Ignacio Alvárez Ossorio, la junta militar pretende retomar el  poder. Es más, “lo que no está claro es que la solución impuesta por los militares sea aceptada por la calle egipcia”. Solo hace falta ver imágenes de cómo estaba la plaza Tahrir hoy por la tarde para estar seguros de que la calle egipcia no lo acepta. Si bien es cierto que la mayoría de la gente que estaba hoy en la plaza eran seguidores de los Hermanos Musulmanes y no de gente que inició la revolución. Ossorio también reitera que “la población egipcia difícilmente aceptará que todo cambie para que todo sigue igual”. 



La experta en ciencias políticas y mundo árabe, LauraRuiz de Elvira, analiza en El país, que se observa una negociación inédita entre múltiples actores; una negociación de reparto de poderes, de márgenes de maniobra, etc. Y todo ello forma parte del aprendizaje de la democracia.  En cambio, la socióloga y licenciada en ciencias políticas, Kattya Cascante, afirma que en occidente, el silencio evidencia la falta de apoyos hacía un cambio que va más allá de lo que hay encima de la mesa.

Las próximas horas, o incluso semanas, son claves para poder entender que es lo que va a suceder en Egipto y, quizás por efecto dominó, a algunos de sus vecinos, tal y como ya sucedió en la famosa “primavera árabe”.

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